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31 El sol dejará de alumbrar,
y la luna se pondrá roja,
como si estuviera bañada en sangre.

»Esto pasará antes de que llegue
el maravilloso día
en que juzgaré a este mundo.
32 Pero yo salvaré
a los que me reconozcan como su Dios.
Mi templo está en Jerusalén,
y en esta ciudad vivirán
los que hayan escapado,
junto con mis elegidos.

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